La Rosca | Opiniones |
Por Juan Martín Garay (*)
El entrerriano Jorge Obeid, ex gobernador de la “invencible” provincia de Santa Fe, dejó un claro concepto en el análisis político de la “anti-política”. El “Turco”, como dirigente, reflexionaba que “el discurso de la anti política es una trampa para el que lo enuncia y para la propia gente que lo adopta, porque la única forma de transformar la política es desde adentro de la política. No se puede hacer desde afuera. Cuando una persona empieza a meterse en política se convierte en un político más. Acá de lo que se trata no es de la política ni de la antipolítica. De lo que se trata es de optar por los políticos decentes y con ideas, trayectoria y experiencia de gestión y descartar a los malos políticos, deshonestos y arribistas que solo piensan en llegar para vivir un poco mejor”.
Nada es fruto del azar, porque si somos objetivos, veremos que hay una sensación general de cansancio y hastío que anida en el seno social muy profundamente. Esto ha ocurrido porque la constante puja política de cierta dirigencia por la afanosa búsqueda personal y sectorial de poder (y riqueza) lo ha profundizado cada vez más. La crisis de representatividad no resuelta implica que el sano arte de la política -bien entendida como tal- se ha dejado impregnar en el último tiempo por un sinnúmeros de hechos y gestos que nada ayudan. Lo cierto también es que el mensaje de la “anti política” es fuerte y está muy presente en la sociedad. Porque además hay un claro dominio mercantilista sobre el ejercicio de la política por parte de cierta dirigencia que no mira hacia el futuro sino que por el contrario, atrasa en la práctica varios años. La política también es gestual, si sólo se ven estos tipos de gestos y no los de grandeza que necesitamos, todo se complica.
Las ideas y los años
En la escena política claramente se refleja un envejecimiento relativo de las ideas. Hay demasiada demagogia y poco profesionalismo en las propuestas de determinados sectores y sus dirigentes en este tiempo. Así las cosas, “a río revuelto, ganancia de pescadores”. La falta de una participación realmente comprometida que debería encarnarse en alguna fuerza con conciencia nacional y social, trae consigo a un ausente importante, el compromiso político del debate profundo sobre los grandes temas aún pendientes por resolverse y que sólo han sido tratados mediante propuestas vacías de contenido concreto, real y posible. Hoy lo padecemos a todo esto.
Quienes por acción u omisión nos llevaron a este estadio para volver como “salvadores” en un momento posterior, deberán dar un paso al costado cuando llegue ese tiempo, porque como están dadas las cosas no tendrán más ese margen. Aunque a rigor de verdad, quien da vigencia o no a la dirigencia es la gente, no los demás dirigentes.
Mirar para adelante
Debemos empezar a considerar en que el pasado, el presente y el futuro tienen que salir juntos a un encuentro armonioso. Ese nexo generacional entre lo actual y lo por venir necesita aprovecharse de las experiencias vividas, las alegrías y tristezas compartidas, los aciertos y errores, para así poder cooperar entre todos e ir hacia la conformación de un nuevo destino histórico. Parece utópico, pero realmente es necesario.
Tenemos que mirar para adelante y volver a ubicar a la política del lugar que nunca debió correrse, del centro de la escena como punto de apoyo que posibilite ser la palanca de transformación social que además despierte vocación y mística militante de manera genuina, no rentada (algunos estando juntos por un cargo u otros como agencia de colocación de empleos). Hoy más que nunca necesitamos del compromiso de todos quienes tengan buenas intenciones, porque “ningún buen argentino que se precie de tal, puede permanecer inactivo cuando lo que esta en juego es el destino de la Patria” dice Perón.
Confianza y optimismo
Es necesario darnos una nueva oportunidad para todos generando mayor confianza como sano pretexto para alcanzar un fin superior. Esto tiene que venir de la mano de acciones que se presenten como la necesaria convergencia que permita ordenar el conflicto social, económico y político en este tiempo apático. Algo muy importante que no debe ser dejado a un lado es la educación pues ésta sigue siendo el eje central, no sólo como oportunidad de liberación del ser humano, sino entendida como base para generar confianza, pues de haber personas con mayores niveles educativos éstas podrían tener un mejor discernir. Construir confianza, no es algo fácil y es clave para la cohesión social y el crecimiento con desarrollo e inclusión.
Por otra parte nada ayuda la desconfianza que generan quienes entienden a la polémica como la única manera de “hacer política”, profundizando “la grieta”, truncando con ello toda posibilidad real y concreta de construcción de ciudadanía. Esto hace que se distorsionen las tomas de decisiones democráticas necesarias para el desarrollo sostenible y todo lo que eso conlleva.
Clima dominante
Ante el clima dominante de época, con un fuerte hastío social y con la clara intención producida como reacción sostenida en la idea de castigar a una gran parte de la dirigencia, pensemos en aquello que verdaderamente debe importarnos insistentemente, la gente, por eso una mayor cercanía es lo más aconsejable para afrontar lo que se viene. Mantengamos la ilusión de que se dejen de lado los resentimientos y lucha pasionales que han enfrentado y roto desde amistades hasta vínculos familiares. Breguemos porque haya más diálogo y encuentro, sin violencias de ningún tipo, donde el combate que se plantee sea sólo el de las ideas y no se repitan otra vez los errores graves del pasado reciente que todavía nos persigue como una sombra y nos atormentan constantemente.
Combatamos la “anti-política” con más y mejor política. Sólo así podremos modificar la realidad para el beneficio del conjunto. La política es un arte en sí mismo y es la única herramienta válida de transformación social. Es un punto de cohesión y proyección social que permitirá siempre el mejor desarrollo de las personas y su entorno. Desde el lugar que nos toque circunstancialmente, hagamos todo lo posible para que la actual realidad cambie para bien. Porque primero debe estar la gente, segundo la gente y tercero la gente.
(*) Juan Martín Garay – Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente de Bloque Concejales PJ 2023-2027. Secretario de Gobierno Municipalidad de C. del Uruguay 2019-2023. Presidente de Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-
La Rosca | Opiniones |
Por Juan Martín Garay (*)
El próximo sábado 17 de febrero vence el plazo de presentación de listas para renovar autoridades partidarias del Partido Justicialista de Entre Ríos. Sobre esto, dos cuestiones son de importancia para el análisis general puertas adentro del peronismo entrerriano: 1) la esperanza que se debe volver a representar en la gente y 2) la necesidad de un Justicialismo movilizado bajo un marco de inteligente unidad en la diversidad. Enseña Perón que las grandes líneas de coincidencia solo pueden “manifestarse a través de una pacífica convivencia republicana y en personas que las representen”.
Generosidad
Para John William Cooke “la unidad es indispensable y será un paso previo al triunfo popular. Lo principal es: ¿para qué hacemos la unidad? ¿cuáles son los objetivos cercanos? y ¿cuáles los grandes objetivos? Unidad para simple usufructo politiquero, no. Sí, en cambio, para dar las grandes batallas. La unidad exige un claro propósito y una estrategia común variada en su aplicación pero no aguada por malabarismos palabreros. Es, a nuestro juicio, lo mínimo que podemos ofrecer”.
Pensar en los objetivos y necesidades es la clave para abordar con compromiso sincero el contexto electoral en el que nos encontramos inmersos quienes somos afiliados al Partido Justicialista. Porque el todo siempre será superior a las partes que la componen, es necesario buscar la unidad entendiendo para ello la importancia de los gestos de grandeza y humildad que se necesitan. Además hay que actuar inteligentemente pues los conflictos y tensiones pueden alcanzar incluso un estado superlativo que complique el arribo de una sana síntesis. Por eso la unidad debe ser también superior a cada uno de los conflictos.
Para ofrecer en el encuentro de las diferencias el máximo de coincidencias es imprescindible que comprendamos la presencia central del consenso, sin exclusiones de los distintos sectores que componemos una misma cosmovisión política. Partiendo de esa premisa podremos empezar a construir esa sana unidad y por supuesto que deberemos ser generosos en aquellas discusiones respecto de cuestiones sobre las cuales ya deberíamos estar de acuerdo.
Enfocarnos
Necesitamos de una unidad multiforme que sea fruto de la diversidad reconciliada para pasar de las palabras a los hechos y fundamentalmente del deber ser al ser. Tenemos que enfocarnos en la integración de la diversidad como contrapunto a ciertas acciones que motorizan la desintegración de nuestro partido.
Dejemos de lado las obsesiones por cuestiones limitadas y particulares que sólo tienen como visión un “espejo político”. Debemos ampliar la mirada para darnos cuenta que un bien mayor nos beneficiará a todos, sencillamente porque nadie sobra, todos hacen falta y cada uno tiene algo que aportar. La unidad deberá ser una amalgama representada desde el convencimiento pleno de la Verdad Peronista N°8: “Primero la Patria, después el Movimiento y luego los Hombres” (y Mujeres).
Trabajemos para la unidad
Si en el mediano plazo lo que queremos es ser una válida opción que despierte esperanza en la gente, entonces cobra vigencia Almafuerte en un contexto adverso como el actual: “a veces un gran destino está dormido, viene el dolor y lo despierta”.
Necesitamos reaccionar y comprender que se hace imperioso dar impulso a la conformación de una alternativa en base al consenso y a la unidad para el próximo 17 de febrero; una gran y amplia unidad de todos los sectores internos. Por eso el desafío es muy grande, porque construirla no es tarea sencilla.
La unidad como tal, abarca diversas cuestiones relacionadas a ella para poder construir la transformación positiva que reclama “la compañerada”. Parafraseando a Jauretche, “lo actual es un complejo amasado con el barro de lo que fue y el fluido de lo que será”. Trabajemos para la unidad.
(*) Juan Martín Garay – Afiliado al PJ. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente de Bloque Concejales PJ 2023-2027. Secretario de Gobierno Municipalidad de C. del Uruguay 2019-2023. Presidente de Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-