La Rosca | Campaña |
Atilio Benedetti ha cosechado durísimas derrotas cada vez que intentó gobernar la provincia. Siempre le ganó el peronismo. En 2011 sacó menos del 19 por ciento y en 2019 perdió ante Gustavo Bordet por más de 20 puntos. Ahora, alineado con Rogelio Frigerio y con un rol secundario en la oposición, intentó imponerse en las internas para renovar autoridades partidarias del radicalismo en busca de posicionarse dentro de Juntos, pero volvió a fracasar. Tuvo que asociarse con todos los sectores identificados con el dirigente porteño y apenas pudieron ganar la conducción del centenario partido por 500 votos contra el sector que lidera Pedro Galimberti. ¿Cuánto juntó Benedetti y sus aliados?: 7500 votos en toda la provincia. Ocho de cada diez afiliados de la UCR no fueron a votar.
Un aporte que resulta claramente insuficiente para exigirle a Frigerio algunos lugares preponderantes en un futuro gobierno opositor si ganan las elecciones en Entre Ríos.
Por eso, y claramente movido del eje moderado que lo caracteriza, Benedetti apeló a una herramienta proselitista que la sociedad viene rechazando desde hace tiempo: la chicana política.
En una nota radial con un medio de Paraná, el de Larroque dijo que “hace rato el gobernador Bordet da por perdida la elección” y agregó: “no adelantó las elecciones para diluir responsabilidades”.
Si bien el oficialismo entrerriano liderado por Bordet viene de perder las elecciones legislativas de 2021, las próximas elecciones son ejecutivas, y por consiguiente juegan actores y factores que no eran preponderantes en 2021. Máxime tras la demostración de fuerzas del peronismo la semana anterior. Bordet, a pesar de transitar su octavo año de gestión, es uno de los políticos con mejor imagen en la provincia y se ha trasformado en el principal elector del Frente de Todos.
Ahí apuntó Benedetti este lunes. Optó por la chicana sin argumentos para obtener algún título en los medios que lo reubiquen en la consideración del jefe de Juntos y precandidato a gobernador Rogelio Frigerio.
Es que la oportunidad de consolidarse como líder del radicalismo se diluyó en las internas para renovar autoridades partidarias. Benedetti tuvo que aliarse con todos los sectores de la UCR identificados con Frigerio para enfrentar a Galimberti y apenas ganaron por 500 votos el Comité provincial (perdieron en la mitad de los departamentos). Los radicales PRO sacaron 7.500 votos en una elección en la que no fue a votar más del 80 por ciento del padrón.
La lectura fue contundente: fracasaron.
Aunque el factor que les preocupa a Benedetti y compañía es la integración en un potencial gobierno de Frigerio. ¿Qué le van a ofrecer a Rogelio para los tenga en cuenta? Los votos internos son muy pocos y no hay modo de revertir esa imagen.
Ante ese escenario, la nueva estrategia -sin votos- es la chicana que venda títulos en la prensa.